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¿Tienen sentido estos partidos?

Argentina goleó a El Salvador. ¿Sirven para algo este tipo de amistosos?

El equipo de Scaloni se fue de viaje a Philadephia y sacó a pasear a El Salvador. Y el miércoles que viene, su rival será Costa Rica, que a priori parece un equipo bastante más serio que el adversario de este primer amistoso. Igual, digamos todo, ninguno de los dos juegos contiene la exigencia que merece un campeón del mundo.

El asunto es que en estos tiempos en donde la premisa nacional parece ser que cierren los números en la planilla de Excel, la Asociación del Fútbol Argentino priorizó la recaudación por encima del asunto deportivo. Y estos partidos salen con fritas porque Argentina se lleva la parte del león del cachet al no tener que repartirlo con un rival de primer nivel. Para que quede claro: ni El Salvador ni Costa Rica valen lo mismo que España o Inglaterra, por citar a los rivales de Colombia y Brasil en esta fecha FIFA.

La pregunta obligada que uno se hace ante estas decisiones es si estos partidos sirven para algo, si le dan a Scaloni algunas señales, si es posible evaluar individualidades y si el equipo consigue ajustar funcionamiento.

En principio no creemos que a Scaloni le den demasiada tela para cortar. Sólo puede evaluar, y a medias, algunas actuaciones individuales, algunos comportamientos tácticos y las sensaciones que atraviesan a algunos jugadores al calzarse la camiseta de la Selección por primera vez, como fue el caso de Ezequiel Barco o Facundo Buonanotte. También probó con línea de tres defensores, pero sabemos que esto es algo que el entrenador difícilmente vaya a repetir con equipos de mayor nivel. O sea que es una prueba que, salvo que en el futuro nos sorprenda, no tiene mucho futuro. También se lo pudo ver todo un tiempo a Garnacho, lo que siempre es bueno.

Argentina -también hay que decirlo- jugó un partido fantástico, pero es muy difícil mensurar en qué punto fue por el altísimo nivel colectivo e individual del equipo o por la pobrísima actualidad del adversario.

Es cierto también que Argentina llegó al Mundial y fue campeón después de cuatro años sin enfrentarse a selecciones importantes que no fueran sudamericanas o a Italia, en la Finalísima. Y así y todo el entrenador supo armar un equipo de lo mejor que se vio en la historia del fútbol argentino.

Contra El Salvador hizo tres goles pero pudo hacer cinco, seis, siete u ocho. Si no los consiguió fue porque el arquero Mario González atajó el viento, Lautaro Martínez sigue salado (hace 15 partidos que no marca con la Selección) y porque muchas veces la ansiedad le ganó a la tranquilidad para definir.

El miércoles será otra historia. El rival se supone un poco mejor. El Salvador es una selección de quinta línea. Costa Rica, de tercera. Veremos qué nuevas conclusiones se pueden sacar.

Ah… nos olvidábamos, hay una cuestión no menor: es importante que estos futbolistas se empiecen a acostumbrar a jugar sin Messi, que cada día da más señales de estar en franca retirada. Y ahí sí, tal vez, se puede encontrar una señal interesante: por muy buen rendimiento ofensivo, siempre teniendo en cuenta la precariedad del adversario, se puede afirmar que no se lo extrañó. Y no extrañar a un futbolista de la calidad de Messi es un montón.

Fuente: Noticias Argentinas

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